Uno de ellos es que uno de los síntomas de la adicción es la negación. Sin embargo, existe otro elemento que tiene mucho peso también y es la vergüenza que siente un adicto para reconocer en su entorno social que tiene una adicción. La persona que tiene una adicción al sexo llega a un punto en el que no lo hace por disfrute, incluso le genera sufrimiento, culpa o vergüenza continuar realizando este tipo de conductas. Cuando estas conductas se llevan a cabo aparecen emociones negativas y del mismo modo, cuando no se llevan a cabo pueden aparecer síntomas asociados al síndrome de abstinencia. Pensamientos recurrentes sobre sexo. El adicto al sexo, como cualquier otro adicto en consumo activo, sufre antes, durante y después del consumo.
Algún se lo tenía que replantear. El mundo de las aplicaciones para ligar ha partido de dogmas irrefutables que lo alejaban de cómo funcionan las relaciones en la vida real. La idea es crear una comunidad de personas con estilos de vida similares; que el acceso sea exclusivo para que su funcionamiento sea inclusivo. La idea es que solo pueda acceder gente genuina, pero mantener aun así una mezcla diversa. Los perfiles de esta red social abarcan desde creativos y artistas hasta profesores y profesionales liberales. En tu rutina offline no coincides en un mismo espacio con cientos de personas con edades, profesiones e intereses dispares. Variables como tu trabajo, los lugares de ocio que frecuentas o tu círculo de amistades limitan tus contactos sociales y establecen un primer corte a la hora de conocer gente. Las aplicaciones de ligoteo han cercenado este primer corte y eso es algo que puede tener su lado positivo en un principio, pero que llega a anatomía frustrante después de un tiempo.