
C Primer. En cuanto conozcamos la esencia de todas las cosas, habremos alcanzado el estado de perfección que nos habíamos propuesto. Para conseguir que nuestras intenciones sean rectas y sinceras debemos actuar de acuerdo con nuestras inclinaciones naturales. Cuando el alma se haya agitada por la cólera, carece de esta fortaleza; cuando el alma se halla cohibida por el temor, carece de esta fortaleza; cuando el alma se halla embriagada por el placer, no puede mantenerse fuerte; cuando el alma se halla abrumada por el dolor, tampoco puede alcanzar esta fortaleza. Cuando nuestro espíritu se haya turbado por cualquier motivo, miramos y no vemos, escuchamos y no oímos, comemos y no saboreamos. Raras veces los hombres reconocen los defectos de aquellos a quienes aman, y no acostumbran tampoco a valorar las virtudes de aquellos a quienes odian. En cuanto empiezan a desarrollarse tales pasiones sin sobrepasar cierto límite, nos hallamos en un estado denominado armónico o equilibrado.
Estoy bastante hartita de ver que para complacer a un hombre en todos los sentidos tengamos que adoptar legajo secundarios en la cama y afuera de ella que limitan nuestra caché y creatividad, e impiden una liberación de verdad. Estos tres aspectos son inseparables: si uno varía, los otros dos le siguen. En nuestra academia aprendemos que todo se compone de dos elementos extremos que se complementan: hombre-mujer, delicadeza-rudeza, pureza-impureza… No suelen dar los términos medios. Es algo aprendido desde la infancia, y nuestro magín se alimenta de ello puesto que necesita esquematizar la realidad para eficacia aprehenderla. Eso no significa que nuestro cerebro necesite dividir todo en dos opuestos, y mucho menos que individuo sea superior al otro. En cambio nuestra sociedad aboga por ello.
Para mí, el sexo es como el baloncesto: una actividad placentera que se puede hacer solo o acompañado y con diferentes grados de seriedad. Y el baloncesto en equipo puede anatomía muy estimulante. No te da alarma dar instrucciones. El sexo ocasional, por supuesto, puede causar estragos por delito de la novedad o de la falta de intimidad —todos tenemos historias de contar inspiradas en aquella confusión loca que acabó siendo un fiasco. Sin embargo, te ofrece una experimento novedosa cada vez que lo practicas.