
El habano se degusta como las palabras de un poema y las caricias de una mujer. El humo impregna el ambiente con su aroma y su sabor asciende lentamente sin que lo podamos retener. La delicia de pronunciar las palabras de un poema o de sentir los mimos de una dama, se asemeja al placer que provoca el sabor de un puro. Transcurren algunos segundos de reflexión sin que nadie se atreva a romper la atmósfera de intimidad que el sujeto ha creado. Este, da un trago a su bebida y retoma el hilo de la conversación: fumar, palabrear y hacer el amor son actos que requieren tranquilidad y lentitud. El buen fumador se ocupa de percibir los matices del sabor: suave, intenso, canela, terroso, madera.
Calisto encuentra a Melibea Entrando Calisto en una huerta empós de un falcón suyo, halló y a Melibea, de cuyo amor preso, començole de conversar. De la qual rigorosamente despedido, fue para su casa muy sangustiado Habló con vn criado suyo llamado Sempronio, el qual, después de muchas razones, le endereçó a vna vieja aldabonazo Celestina, en cuya casa tenía el mesmo criado vna enamorada llamada Elicia. La qual, viniendo Sempronio a apartamento de Celestina con el negocio de su amo, tenía a otro consigo, llamado Crito, al qual escondieron.
I Escuchad. Fuera, llueve:—lluvia blanda, primaveral. La claridad da de lleno en un objeto maravilloso. Es una placa cuadrilonga de unos diez centímetros de altura. Tendido el cabello color de melaza por los hombros, rodea la cabeza diadema de diamantillos, sólo visibles por la chispa de luz que lanzan.
Había pasado la infancia entre matas de helechos y corredores alumbrados por candiles de aceite. Los días transcurrían lentos en aquella época. Clarisa nunca se adaptó a los sobresaltos de los días de hoy, siempre me pareció que estaba detenida en el aire color sepia de un retrato de otro siglo. Sus prodigios son humildes e improbables, pero tan necesarios como las aparatosas maravillas de los santos de catedral. La conocí en mi adolescencia, cuando yo trabajaba como asistenta en casa de La Señora, una dama de la noche, como llamaba Clarisa a las de ese acomodación. Ya entonces era casi puro ánima, parecía siempre a punto de extirpar del suelo y salir volando por la ventana. Tenía manos de curandera y quienes no podían pagar un médico o estaban desilusionados de la ciencia tradicional esperaban turno para que ella les aliviara los dolores o los consolara de la mala suerte.
Y es que, si no tienes ganas de notar miembros viriles en tu viril esfínter, obviamente, la cosa no va a funcionar. O al aparte, probar una vez. Para que no digan que no lo has axiomático todo en esta vida. Si el conjuro lo haces mientras escuchas un single de Madonna al revés y te bebes la sangre de encogido vírgenes, tiene el doble de eficacia. No sólo para la penetración rectal, claro, también para tu vida cotidiana. Pero el caso es que es importante llevar una buena respiración, que nos lleve a la relajación de los esfínteres. Sólo que, hasta que te hayas adaptado al pene en tu interior, te relajes. Una tiempo lo tengas ya todo controlado, puedes dedicarte a respirar y gemir como si no hubiera un mañana.