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Cómo saber si soy adicto a la masturbación

Conocer mucha gente escucha 270829

By Mariló García Dime cómo te masturbas y te diré cómo eres En Nueve semanas y media, drama de alto contenido erótico de Adrian Lyne precursora de películas como 50 sombras de Grey Kim Basinger se lo montaba sola, sentada en una silla, mientras veía en la oscuridad diapositivas de su galería de arte. Otra rubia explosiva de Hollywood, Sharon Stone, utilizaba el agua caliente del jacuzzi de su apartamento en Acosada mientras era observada por el voyeur William Baldwin, que había instalado monitores por todo el edificio a lo Gran Hermano. En Grace y Frankie, serie actual de Netflixla septuagenaria Jane Fonda se provoca una luxación en la mano al intentarlo por primera vez con un novedoso artilugio de sex shop. A la pregunta de qué ficción recomendaría sobre este tema, aconseja Lie with me. Y destaca cómo algunas de sus pacientes eligen al menos un día para autocomplacerse. En el caso de la ducha, otro tanto de lo mismo.

Como también lo es disfrutar un algo de tiempo contigo y tu cuerpo. La masturbación es una manera segura y natural para sentirte bien, descubrir qué te excita y liberar la tensión sexual acumulada. Justo antes de tu orgasmo, puedes sentir una intensa necesidad de orinar; solo que las contracciones son alrededor de tu esfínter anal. Puedes usar ambas manos para jugar con tu vagina y tu clítoris o una combinación de un juguete sexual y tus dedos. Cómo empezar La masturbación no tiene que conducir al orgasmo. Sin embargo, si tienes deseo y quieres ese golpe de endorfina, existen unas cuantas cosas que puedes hacer para ayudar a tu cuerpo a lograr esa gran sensación: Ponte en ambiente. Así que conserva un tubo de lubricante a mano para incrementar tu placer. Adquisición un lubricante ahora.

Empero, en épocas anteriores, los moralistas gastaban mucha tinta en advertir de los peligros de las acciones manuales o digitales que, aplicadas por el apoderado en la verga, la vagina, el clítoris, el ano, o regiones adyacentes, iban dirigidas a satisfacer la lascivia. Los moralistas aseveraban que la onanismo provocaba, en los hombres, pérdidas de fósforo cerebral a través del esperma. Se hablaba de «demencia precoz locura masturbadora», y también de varices, colitis, prostatitis, endometritis, depresión, tuberculosis, ineptitud para el trabajo, dificultad para el análisis, espasmos cardíacos, irritabilidad y debilitación ocular. Todas estas alucinantes fantasías formaban parte de la educación moral impartida en los colegios de la primera centro de nuestro siglo, que, en nuestra Patria, duró hasta el tercer pieza. La «patología» de la masturbación servía de argumento propagandístico para uso de los buenos padres de familia, y de los santos varones y mujeres que nos educaban en los colegios religiosos de la época. En el caso que nos ocupa, necesidad de masturbarse.

Es por eso que incluso se utiliza en terapia sexual y de galán. Mejora el sueño gracias a la liberación de endorfinas y serotonina. Favorece la relajación y el bienestar. Es bueno para el autodescubrimiento y para mejorar la autoconfianza de uno mismo respecto al sexo.

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