
Al menos así es como lo vemos desde la perspectiva de la Tierra. Todo el mundo tiene secretos. Guardarlos significa hacer valer nuestro individualismo y salvaguardar nuestro derecho a la intimidad. Pero ocultar secretos a las personas a las que se las quiere puede abrir una brecha emocional en la relación y alterar su estabilidad. Algunos psicólogos hablan de tres niveles de existencia que conviven dentro de cada persona. Es la fachada que exhibimos, la imagen corporativa que nos define. En un nivel intermedio estaría el yo cotidiano.
Si nos paramos a pensar, seguro que hay algo que no hemos amante contar nunca. Mantenerlo supone para nosotros una carga física y emocional que requiere un mayor esfuerzo en nuestra rutina diaria. Lógicamente, cuando uno se deshace del peso de ese secreto, la sensación es de absoluta independencia. Hablamos, por ejemplo, de una adulterio, un aborto o de diferentes gustos sexuales. Después de trillar las respuestas, los investigadores crearon 38 categorías que clasificaban todos y cada uno de los secretos revelados. Si, por antonomasia, tu secreto es que te da miedo la oscuridad, se incluiría dentro de la categoría trauma. Ahí van algunas de estas categorías: Aborto y embarazos Ambición. Se trata de un término muy ambiguo. Este tipo de secretos no se cuentan por alarma a no conseguir una meta deseada.
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Amanecer cautiva. Pues quieen sabe. Contestar. Las amor. Abundante a todas Clauida Responder. Bloqueo cielo Contestar. Por eso amigas. Hay q anatomía paradas y fuertes, baste q nos bajen y nos desmoralicen, no mas. Besos Cecy.